El trastorno obsesivo compulsivo es una patología muy grave por la invalidez y sufrimiento que ocasiona a los pacientes. Los antidepresivos ISRS, especialmente fluoxetina y fluvoxamina, han demostrado su eficacia para mejorar los síntomas del TOC y son la primera elección en la mayoría de los casos. Por otra parte, esta unánimemente aceptado que la cloripramina es el tratamiento de máxima eficacia cuando los síntomas son múltiples y afectan de forma importante a la vida del paciente, y los IMAO también son eficaces en los casos resistentes.
Asimismo, parece cada vez más claro que el efecto antiobsesivo de los fármacos no depende de depresión asociada al trastorno obsesivo compulsivo.
La terapia de conducta ha demostrado su utilidad en el tratamiento del TOC y puede ser eficaz como único tratamiento, cuando se trata de pacientes con síntomas de moderada intensidad accesibles a la terapia de exposición en vivo con prevención de respuesta, es decir, con predominio de ansiedad asociada a rituales. Cuando se trata de pacientes con predominio de síntomas cognitivos, las técnicas conductuales tienen una utilidad más limitada.
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